jueves, 16 de mayo de 2013

CUARTO DÍA ...PARTE PRIMERA




Ese lunes tocaba excursión, pero no quería dejar pasar un día más sin que viéramos uno de los lugares de Palermo que concentra mayor cantidad de estilos, de culturas y de belleza. Románico, normando, barroco, piedra, mosaico, estuco ... y la posibilidad de asistir, desde una improvisada tribuna, al entierro de un personaje importante. No sabíamos quien era, tampoco nos importaba mucho, la verdad, pero a los muchos carabinieri que allí se concentraban, parece que sí. La muerte en Palermo sale a tu encuentro cuando menos te lo esperas, para recordarte que estás vivo. Y ahí, en aquella plaza,  un concentrado de belleza a nuestro alcance, nos daba una razón más para estarlo.



En un cielo todavía gris se recortaban ante nosotros las cúpulas de las iglesias de San Cataldo, y de Santa Maria dell'Ammiraglio, conocida como la Martorana. Esta última, una iglesia de rito bizantino, fue encargada en el siglo XII por Giorgio di Antiochia, almirante del rey normando Roger II. Aunque fue restructurada en época barroca, conserva los mosaicos originales, que son de una calidad y belleza extraordinarias. 








La riqueza y el colorido del interior de la Martorana, contrasta con la sobriedad imponente de la iglesia vecina de San Cataldo, fundada también en el siglo XII. Sus tres originales cúpulas rojas, acaban de dar a la Piazza Bellini ese toque tan pintoresco y palermitano



La foto que inaugura esta entrada y en la que el grupo parece estar contemplando una mascletà, esta tomada en la fachada de la iglesia dominica de Santa Caterina. Un edificio del siglo XVI, cuya decoración la convierte en un paradigma del barroco siciliano. Mármoles, estucos y frescos, que sin dejar un espacio vacío, crean al tiempo un conjunto bello y armónico. Ese es el buen barroco. Ese que decís que tanto me gusta. Pero no os lo mostré porque me gustara, sino porque es uno de los platos fuertes del patrimonio siciliano. Ir a Sicilia, y no pararse en el Barroco, ya sabéis, es como ir a Palermo y no ver Monreale. 






LA MANO AL CUELLO ...


Cómo se agradecía una mano...sobre todo en el cuello. El tercer día no tiene última parte. La tuvo, pero yo no os pude acompañar. Una contractura con la que ya salí de casa, se fue cebando conmigo en Palermo hasta que esa tarde, aturdida en la puerta de la cripta, tuve que escuchar las señales de alarma que llevaba dándome todo el día mi cuerpo y mi mente, y frenar, ante el pánico de que mi viaje terminara en aquel momento. No mencionar esta circunstancia no sería justo, porque tuvo en estos días un protagonismo no deseado pero evidente. Esa noche fue una de las más largas que recuerdo ... un dolor que me inmovilizaba, y sobre todo el miedo de no poder cumplir con mi responsabilidad, me abatieron. Esa noche y la siguiente las pasé en una silla, y vi amanecer desde la terraza del Politeama dos días que ahora se anunciaban duros e inciertos. Cuando bajaba a desayunar y comprobaba al menos que podía funcionar, aunque fuera bajo mínimos, recuperaba las fuerzas, olvidaba la soledad y la oscuridad de la noche, daba las gracias y pensaba ... benditas drogas. Y así, dopada y medio anestesiada, pude, al menos cumplir, en mayor o menor medida, dependiendo del momento, la situación y los efectos del ibuprofeno, la misión por la que me encontraba en Palermo. 


Gracias a todos los que me entendieron, gracias a los que me cuidaron, me dieron sus consejos, me ofrecieron sus pañuelos, a los que se acercaban a mirar los carteles para que yo me ahorrara unos pasos, a los que se ofrecían a llevarme la mochila, a los que me enseñaban ejercicios, a los que me suministraban el dopaje, a los que se interesaban por mi estado a cada momento, a los que valoraron mi esfuerzo,  a los que pusieron su mano en mi cuello, y sobre todo en mi hombro. Insisto, GRACIAS a los que lo entendieron. Y gracias a todos. 


TERCER DÍA - SEGUNDA PARTE. "Fui lo que tú eres ... y lo que yo soy, tu serás"



Así es. ¿Hay en la vida mayor certeza que la muerte? Pobre muerte. La negamos, la ignoramos, la afeamos, la convertimos por obra y gracia de nuestra imaginación y de nuestros miedos en un enemigo a batir. Sin aceptar que es, no sólo parte de la vida, sino la vida misma, y sobre todo sin aceptar que es imbatible. Nos acompaña desde que venimos al mundo, desde que gastamos el primer segundo de vida, y esa certeza es la que debería llevarnos a vivir, y no a gastar la vida. Palermo tiene una estrecha e intensa relación con la muerte. Porque tiene una estrecha e intensa relación con la vida. Si me hacéis caso y veis "Palermo Shooting", Win Wenders os revelará esta reflexión de manera magistral al final de la película. A través de Denis Hooper, nos hace ver que "la muerte es el mayor malentendido que ha existido jamás" y sobre todo que "el miedo a la muerte es el miedo  a la vida".  Yo recibí en Palermo la noticia de la muerte de un buen amigo, mientras disfrutaba de la pasta alla norma que un día me recomendó. No sé si os distéis cuenta, pero no fue un momento fácil, y lo más difícil fue intentar que no se notara. Pero me ayudó mucho pensar en algo que aprendí en mi anterior viaje a Palermo. No hay que compadecer a quien muere. Todos morimos. Hay que compadecer a quien no sabe vivir. Y mi amigo, como mi padre, supo vivir. 


Permitidme esta pequeña reflexión, porque la creo importante para justificar una visita que para mí, va más allá de una curiosidad o un espectáculo macabro. Por eso la propuse en el itinerario como algo imprescindible. Imprescindible sobre todo para conocer el por qué de otras cosas que aparentemente nada tienen que ver con lo que encontramos en las catacumbas de los capuchinos de Palermo. La belleza, como ya sabéis y tantas veces hemos comentando, nos sale al paso en cualquier lugar si tenemos la mirada atenta. Pero no era eso lo que buscábamos. Tampoco el morbo. Quizá, un poco de curiosidad sí había. No sé lo que cada uno buscaría allí, ni tampoco lo que encontró. Pero es cierto que cuando uno entra en ese lugar y empieza a caminar entre aquellas momias, siente una inquietud y una angustia que se va atenuando a medida que avanza. Primero apenas puede mirarlas, luego las mira de reojo, luego abiertamente, y al final hasta le encuentra el lado cómico a lo que en un principio percibió como algo aterrador. Los mismos rostros que le sobrecogieron, y parecían gritarle, se convierten en máscaras grotescas.
            









 ¿Qué hace aquí toda esta gente? Se pregunta uno. Pues eso, tratar de vencer a la muerte y no aceptar el sentido de la vida. La temperatura y el aire del lugar, y unas técnicas precisas de embalsamamiento, permitían que se retrasara el proceso natural de descomposición de los cuerpos. Y eso es lo que hizo que aquellas 8000 almas quisieran pasar la eternidad en las catacumbas de los padres capuchinos. Y allí se nos muestran vestidas con sus mejores galas, ostentando su rango o su condición social, ordenadas por sexos, edades, profesiones. Seguramente no llegaron a imaginar la patética imagen que un día ofrecerían a los perplejos visitantes, y eso reconozco que me inspiró cierta compasión. Pero al menos cumplen la función de recordarnos que podemos cambiar nuestra vida, pero no alterar sus ciclos o manipular su esencia. 


¿No somos nada? Si. Claro que somos. Somos lo que queramos ser. Para eso esta la vida. Aquellos rostros deformados quieren recordarnos lo que somos. Pero no somos eso. De hecho, ellos, ya no son. Aunque tengo que confesar que algunos de aquellos muertos ... me recordaron a muchos vivos. A muchos muertos en vida.  
Yo les hubiera recomendado, como os recomendé a vosotros, visitar el Palazzo Abbatellis, cerca del puerto, y contemplar el triunfo de la muerte en este fresco medieval lleno de respuestas

              

Disculpad, pero en esta entrada las fotos no son mías. Solo las de esos cuatro vivos tan guapos que habéis visto. Hay normas que me gusta respetar, porque deben respetarse. Como las del ciclo de la vida. 

                              

miércoles, 15 de mayo de 2013

TERCER DÍA-PARTE PRIMERA ... PEREGRINACIÓN A MONREALE




Si. Monreale está muy cerca de Palermo, pero llegar hasta allí fue un periplo propio de una peregrinación. En Sicilia, a veces, pasan estas cosas. Los alcaldes de dos localidades tienen problemas entre ellos, y uno decide suprimir el autobús que facilita el acceso. Pero también tiene otras cosas que compensan con creces ésta, como la amabilidad de su gente. Un siciliano, si puede, nunca dejará que te pierdas... a menos que tú quieras hacerlo.
En un principio en el itinerario estaba previsto llegar andando a la Piazza della Independenza, para así aprovechar y visitar algunos sitios de interés que a la vuelta probablemente estarían cerrados. Pero el día anterior había sido intenso, y se optó por llegar en autobús. Una maratón había cerrado el tráfico en las calles, y segundos después de que nuestro gesto denotara cierta incertidumbre, ya teníamos a un palermitano dispuesto a caminar con nosotros y llevarnos hasta la siguiente parada. Durante el trayecto se ofreció a acompañarnos a Monreale, y me contó que hacía estas cosas porque disfrutaba con ello, le permitían conocer gente, y, sobre todo, tener cosas que contarle a su mujer cuando volviera cada día a casa. Nos acompañó, nos dio todo tipo de indicaciones, se esperó a que llegara el autobús, habló con el conductor y allí se quedó, sonriente y satisfecho, mientras nos despedía con un afectuoso gesto. Recuerdo algo que me dijo, y que pudimos comprobar poco después : "Chi va a Palermo e non va a Monreale, arriva asino e torna maiale". Menos mal que decidimos ir.
Bajamos del autobús, y tras una larga caminata y una larga espera a otro autobús que nunca llegó, comenzaron las negociaciones con un taxista. Tras varios viajes, y el rescate de algunos atrevidos que habían decidido subir andando, el grupo volvió a reunirse sano y salvo ante la catedral. Pero después de la tensión y la caminata, se imponía una tentación, y solté unas palabras mágicas recordando que en aquella cafetería, junto a la catedral, había probado una vez unos dulces que te llevaban al paraíso.. o al mismísimo infierno. Y como lo mejor para vencer la tentación, es sucumbir a ella ... pues sucumbimos. Yo casi no salgo en las fotos ... es lo que tiene dedicarse a hacerlas, pero lo que hoy me duele es no poder ofreceros la fotografía de aquel cannolo. Uno de los dulces más típicos de Sicilia. Un tubo de masa relleno de ricotta y trozos de chocolate. "Leave the gun. Take the cannoli". Deja el arma. Coge los cannoli. El Padrino III.




Atravesamos las magníficas puertas de bronce de la catedral encargada por Guillermo II en el siglo XII, y allí nos estaban esperando más de 2000 metros cuadrados cubiertos de mosaicos que nos relataban, siguiendo el sentido de las agujas del reloj, la historia sagrada, desde la creación hasta la pasión de Cristo. Mas de 200 kilos de oro con el que artistas bizantinos e italianos habían elaborado uno de los tesoros más brillantes e impactantes del arte europeo. El mayor alarde artístico de los normandos, que cumplió con creces su objetivo, impresionar al espectador y dejarle sin palabras. 









El claustro no se podía visitar en ese momento, pero esperamos. Las vistas desde  alto de la catedral, aquel espacio y aquellas 228 columnas ricamente decoradas  con distintos materiales y motivos iconográficos, justificaban una espera que, en sí misma, también valió la pena. 


















lunes, 13 de mayo de 2013

SIN COMENTARIOS





Solo unas cositas antes de continuar con el diario del viaje. Se admiten comentarios. No solo se admiten...se agradecen infinitamente. Es la única manera de saber que lo que uno hace es bien recibido por aquellos a los que se dirige. Gracias, Sonia. Tus comentarios son los que me han permitido saber durante mucho tiempo que alguien estaba disfrutando de todo esto. Hay cosas que nunca están de más. Y me gusta leeros, saber vuestra opinión y saber de vosotros. Siempre que os apetezca... si no, pues no pasa nada. Sin comentarios. 

Otra cosa. Recordad que lo que sale cuando entráis en el blog es solo la última entrada. En el archivo que aparece a la derecha se puede acceder a todas las demás y ver todas las fotografías. Lo digo porque sé que hay gente que solo ha visto la última y pensaba que solo estaba esa. Y no...hay mucho más. Y a partir de hoy más aún. Un abrazo a todos.